La ciudad polifónica

Emilio López y Aquiles Jarrín

 

Ciudad sentida

Caminar-sentir la ciudad implica hacerse el tiempo para generar consciencia de nuestro hábitat desde la experiencia. La famosa jungla de cemento, requiere también de una profunda observación y disposición para afectarse desde un lugar distinto, adentrarse en las calles, en sus ritmos, en sus habitantes, es permitirse otro devenir emocional y reflexivo de algo que parece ser negado desde la cotidianidad actual. Lo urbano debe ser entendido como un organismo vital y dinámico desde el cual se produce gran parte de nuestra subjetividad. Un entendimiento en términos de flujos, ritmos, percepciones desde lo emocional puede ser una forma de acercarnos y desterritorializarnos sobre la marcha. Ciudad diversa, de las micro heterotopías, paisajes de contradicción, donde las condiciones de igualdad y diferencia colindan y se traslapan. Un territorio en constante proceso de transformación. Guattari y Rolnik en su libro Micropolítica sostienen que “El territorio se puede desterritorializar, esto es, abrirse, en líneas de fuga y así salir de su curso y destruirse. La especie humana está sumergida en un inmenso movimiento de desterritorialización, en el sentido de que sus territorios ‘originales’ se rompen ininterrumpidamente con la división social del trabajo, con la acción de los dioses universales que ultrapasan las tablas de la tribu y la etnia, con los sistemas maquínicos que llevan a atravesar, cada vez más rápidamente, las estratificaciones materiales y mentales”.

 Una ciudad fuera de radares es una ciudad que escapa a los modos oficiales de representación propios de la planificación urbana que no son capaces de observar críticamente sus modos operandi. Los documentos oficiales de uso de suelo de cualquier producción urbana han ignorado las dinámicas auto organizadoras de estos ambientes, al establecer por ejemplo una visión parcial desde la compresión bidimensional del uso del suelo (los planos), siendo esta la herramienta más frecuente en las mesas de trabajo de los planificadores.

Ciudad normada

Este escenario urbano sumamente normado adquiere formas de significación esencialistas y estáticas que limitan la comprensión de la ciudad, que muchas veces se articula desde la comunicación. En su libro Mitologías, Barthes refiriéndose a la Guía Azul, una herramienta frecuente para los viajeros en Francia, “Así como se adula a la montuosidad hasta el extremo de aniquilar los otros tipos de horizontes, la humanidad del país desaparece en provecho exclusivo de sus monumentos. Para la Guía Azul los hombres sólo existen como ‘tipos’. (…) Volvemos a encontrar aquí el virus de la esencia que está en el fondo de toda mitología burguesa del hombre (motivo por el cual tropezamos con ella tan a menudo).” Se tratan de definiciones parciales dentro de una multiplicidad de historias, volviendo a Barthes: ‘La selección de los monumentos suprime la realidad de la tierra y la de los hombres, no testimonia nada del presente, es decir histórico; por eso, el monumento se vuelve indescifrable, por lo tanto, estúpido.’

A lo largo de la historia el ser humano ha buscado soportes espaciales para mantener viva la memoria a través del simbolismo, modelos de orden estático, sin posibilidades aparentes de modificación o cambio. Son signos en los que significado-significante están siempre próximos de alguna u otra manera, la casa o el edificio representada según una forma común: bajo el `Régimen Significante del Signo’ establecido por Deleuze y Guattari, donde todo intento de fuga hacia territorios significantes desconocidos es calificado de negativo. Aquí todas las posibilidades de ruptura con los códigos impuestos se niegan, limitando así nuevos territorios de exploración.

Fugar la ciudad monumento requiere de una disposición a encontrarse con lo diferente. Mirar, sentir, oler, escuchar y ser la ciudad, es una invitación hacia lo tanático y lo erótico. El ser múltiple, contradictorio, lúdico, amoroso, cruel y ambicioso. Voraz, recipiente y productor de acontecimientos dentro de un complejo conjunto de redes y relaciones que determinan fuertemente la realidad y la existencia de todos los que compartimos y frecuentamos el territorio.

Percibir a la ciudad desde esta múltiple complejidad, es una primera condición para que la polifonía devenga en encuentro. Disposición a ser afectado.

Ciudad racional

La ciudad como idea de una totalidad, obtura los campos de agencia, individual y colectiva, reduciendo el aparecimiento de la diferencia a una idea de falla. Nuevamente Barthes en Mitologías: ‘(…) se trata de una racionalidad lineal, estrecha, fundada en una correspondencia que podríamos llamar numérica entre las causas y los efectos. Esta racionalidad carece de la idea de funciones complejas, no imagina la posibilidad de un escalonamiento lejano de los determinismos, de una solidaridad de los acontecimientos.’ Aquí lo distinto, es asociado al desorden y al caos. Sus estrategias se concentran en prácticas que sobrevaloran la idea de orden como necesario para la convivencia y el bienestar, desconociendo así que la ciudad se produce de manera constante. A esta realidad, la racionalidad estrecha se torna obtusa, desarrollando mecanismos cada vez más arbitrarios de imposición, disminuyendo los espacios de intercambio en alianza con el mercado, que se ha convertido en uno de los principales reguladores del uso del suelo.

En este contexto resulta indispensable preguntarnos como abordar estas tensiones y en qué medida nuestras acciones cotidianas, individuales y colectivas aportan a la construcción de una ciudad polifónica donde podemos entender la ciudad como un ente en constante re-significación. Donde la vivencia propia nos devuelve la sorpresa frente a las calles y edificios y demás habitantes.

Ciudad ocupa

¿Dónde nos situamos para entender la ciudad como el lugar de las resistencias y los acontecimientos? Ignasi de Solà-Morales postula en su texto Terrain Vague que `La intervención en la ciudad existente, en los espacios residuales, en sus intersticios plegados, ya no puede ser confortable ni eficaz, tal como postula el modelo eficiente de la tradición iluminista del Movimiento Moderno`. El cine ha abordado estas posibilidades frente a urbano con total libertad, llegando en algunos casos a trastornar la comprensión psicológica del espacio. En Themrock, película satírica francesa de 1973 del director Claude Faraldo, es difícil definir los limites dentro de lo urbano, de lo íntimo y lo tipológico. A continuación, una breve descripción: Un hombre irrumpe en una demolición y una carretilla y restos de concreto. Los lleva a su departamento y empieza a cerrar o cubrir la puerta de lo que parece ser el interior de su habitación disponiendo uno sobre otro los pedazos en una mampostería improvisada que aparentemente va a incomunicar la habitación con el exterior. Todo esto ante la mirada atónita y los lamentos de una señora ya mayor que vive ahí, y de los lloros de una chica que resulta ser la otra habitante de la casa y su amante. Ambas quedan excluidas en el exterior. Luego, el mismo hombre con un gran combo o martillo despedaza el marco de su ventana y todo el borde de la mampostería de la misma, los pedazos caen hacia un patio interior comunal sorprendiendo a los vecinos y gente del lugar. El hombre grita y gesticula en un lenguaje incomprehensible desde esta nueva gruta que ha aparecido quedando la habitación al descubierto, abierta hace el exterior. Es como si un misil hubiera impactado contra la superficie del edificio. Es la gruta dentro de un medio urbano, el espacio interior queda expuesto al exterior y viceversa.

Expresiones artísticas/cotidianas marginales, que se toman lugares resignificándolos desde una lógica más nómada de vincularse con el territorio. Esta imagen nos invita a seguir concibiendo a la ciudad como ese lugar para los actos creativos y desterritorializantes que permiten la creación plural de los mundos. Solà-Morales dice `Acción; producción de un acontecimiento en un territorio extraño; casual despliegue de una propuesta particular que se superpone a lo ya existente; repetido vacío sobre el vacío de la ciudad; silencioso paisaje artificial tocando el tiempo histórico de la ciudad, pero sin cancelarlo ni imitarlo`.

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